Este año el cultivo y las plantaciones de calabacín están pasando por una situación muy complicada debido a varios factores. Pues son muchos los obstáculos que amenazan con la rentabilidad y producción de esta hortaliza que prospera en zonas de clima templado donde incide el sol directamente, como es el caso de Almería. Y es que la demora en la llegada del frío ha favorecido la proliferación de plagas de virus en el campo almeriense, donde los calabacines han sido los más afectados, según denunció la organización COAG.
Entre ellos se encuentra el virus verrugoso o virus de la verruga, que está arrasando invernaderos enteros en cuanto a calidad y volumen de producción, pues afecta al crecimiento de la planta y sus frutos, que presentan deformidades. Se trata de un episodio epidémico muy agresivo que provoca daños significativos en estas plantaciones. De esta forma, los agricultores se han visto incluso obligados a arrancar de raíz la mata.
La transmisión, de unas plantas a otras, se produce por mediación de la mosca blanca Bemisia tabaco, su único vector conocido. El virus se caracteriza por su variabilidad genética, lo que le aporta una gran capacidad de adaptación a diferentes condiciones y especies vegetales, y que a su vez incrementa su potencial de riesgo. Varias son las virosis que pueden afectar a las cucurbitáceas, entre las que el calabacín es especialmente sensible.
Por otro lado, el mercado no acompaña, puesto que se los precios están por los suelos, llegando a pagarse entre 40 y 60 céntimos el kilo de calabacín. Lo que se suma a que las nuevas variedades no están produciendo muchos kilos.
A pesar de todo, la situación se compensa en aquellos cultivos tratados con Fenorganic, en los que se ha observado una mayor cantidad y calidad de cosecha, plantas más verdes, vigorosas, fuertes y con un desarrollo más homogéneo.