A la hora de nutrir los cultivos, elegir el tipo de abono adecuado puede marcar una gran diferencia en el rendimiento, la eficiencia del riego y la sostenibilidad del sistema agrícola. Tanto los abonos líquidos como los sólidos tienen ventajas específicas que se adaptan a distintos tipos de producción y manejo.
A continuación, se detallan las principales características y beneficios de cada uno:
◾Beneficios del abono líquido
Los fertilizantes líquidos se han consolidado como una opción práctica y eficiente, especialmente en sistemas de riego tecnificado. Entre sus ventajas destacan:
–Solubilidad completa en condiciones reales de campo
–Rápida disolución en el agua de riego, lo que permite una distribución uniforme
–Baja corrosividad y alta concentración de nutrientes asimilables
–Fácil manejo y mínimo riesgo de obstrucción en sistemas de fertirrigación
Este tipo de abono es ideal para aplicaciones frecuentes y ajustadas a las etapas fenológicas del cultivo, especialmente en agricultura intensiva.
◾ Beneficios del abono sólido
Por su parte, los fertilizantes sólidos continúan siendo ampliamente utilizados por su versatilidad y eficiencia en el transporte y almacenamiento. Sus principales ventajas son:
–Mayor concentración de nutrientes por unidad de producto
–Ahorro en peso y volumen durante el transporte
–Fácil almacenamiento, incluso en grandes cantidades
–Mayor durabilidad, ideal para planificaciones a mediano y largo plazo
Son especialmente útiles en cultivos extensivos o en zonas donde no se cuenta con sistemas de fertirrigación.